23 de junio de 2025
MALACONTANDO Debanhi: ni el silencio, ni el tiempo Opinión de María Malacón

MALACONTANDO Debanhi: ni el silencio, ni el tiempo Opinión de María Malacón

Debanhi: ni el silencio, ni el tiempo  Una carta contra el olvido Opinión de María Malacón

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Debanhi: ni el silencio, ni el tiempo

Una carta contra el olvido

Hace tres años escribí una carta que, en un mundo justo, nunca habría tenido razón de existir. La dirigí a una persona desaparecida. A alguien que, naturalmente, debería seguir aquí. Pero no está. Y lo más doloroso de todo es que, en este tiempo, su caso sigue impune. No hay justicia. No hay responsables.

Hoy decido compartir esa carta. No como un acto de duelo, sino como un llamado público. Un grito dirigido a las autoridades, pero también a la sociedad entera: no podemos seguir siendo espectadores pasivos frente a la crisis de desapariciones que atraviesa México.

Este país se ha convertido en una fosa clandestina. Una herida abierta donde el eco de quienes ya no están debe seguir escuchándose, fuerte y claro. Porque cada persona desaparecida no es sólo un nombre en una lista; es una vida, una historia, un lazo roto que exige justicia.

Este llamado lo hago con profundo respeto a la memoria de las víctimas, al dolor de sus familias y al duelo que enfrentan cada día; muchas veces solos, frente a la inacción del Estado y la ausencia de justicia. En esta columna, su recuerdo jamás se apagará.


Carta a Debanhi


Malacontando: donde la memoria arde.

Y aunque esta carta nació del dolor más profundo, no quiero que termine en el silencio. Porque el silencio es cómplice del olvido, y el olvido es una forma más de violencia. Por eso, mi escritura es resistencia. Y lo hago para encender una llama y velar porque no se apague. Para seguir nombrando lo que otros insisten en callar.

Que el dolor no se normalice. Que la indiferencia no sea la respuesta. Que la exigencia de verdad y justicia sea el eco que nunca se extinga.

En Malacontando, cada ausencia tendrá un espacio; un lugar donde no se olvida. Cada historia silenciada tendrá voz. Este es un compromiso con la memoria, con la justicia y con la dignidad de quienes siguen esperando respuestas.

Porque nombrar a las personas desaparecidas es resistir al olvido. Desde la escritura también se escudriña, se implora y se exige.

Esta columna no sólo es un testimonio. Es una trinchera. Es un faro encendido para quienes buscan, para quienes esperan, para quienes no se rinden. Aquí, su memoria vive. Y su ausencia duele como si fuera nuestra.

Contacto: malacontando@gmail.com

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