Situación lamentable
Por Cipriano Miraflores
A la extinción del régimen de la Revolución no hemos encontrado el sustituto más adecuado. Primero intentamos un régimen que llamamos Transición Democrática, para arribar a un régimen Constitucional Social Demócrata tal como lo planteó Colosio.
La alternativa al régimen de la Revolución fue el neoliberalismo, el sometimiento a las leyes del mercado, pero no desde el mercado sino desde el Estado, así lo entendió Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña.
El neoliberalismo por su naturaleza es la concentración de la riqueza, creación de más pobreza, sin embargo, se pugnaba por un régimen Constitucional en lo político, lejos del régimen personal y caudillista de la Revolución.
La Democracia Electoral va funcionando de tal forma que permite la institucionalidad de la alternancia.
La oferta ideológica se institucionaliza: la derecha, el centro y la izquierda. Ésta última asume el poder político en 2018.
Pero es una izquierda que gira alrededor de un nostálgico del régimen de la Revolución. Realiza una vuelta en U hacia el gobierno personal, elimina la institucionalidad alcanzada, concentra todos los espacios de poder, la Dictadura pues.
Acomoda la Constitución a sus deseos y humores, no crea ciudadanos sino súbditos, termina con la República,el Federalismo y la División de Poderes,corrompe a los partidos políticos, somete a las organizaciones campesinas, obreras y populares, sustituye a los medios de comunicación, manipula a las autoridades electorales.
Los excesos del poder corrompen, pierden perspectiva, por eso sus alianzas con los poderes fácticos no son extraños, en especial con el crimen organizado.
Ya no hay alternancia, se consolida la continuidad, el segundo Piso pues. Se crea el Partido de Estado para asegurar esta continuidad. Se sueña con la Dictadura Perfecta, recordando a Vargas Llosa quien murió ayer.
Pero segundas partes son tragedias, hasta comedias. El régimen Obradorista es comedia del régimen de la Revolución comandada por el PRI.
Así las cosas, bienvenidos a la destrucción de toda institucionalidad política, a los humores de los políticos obradoristas, a los deseos de la familia real y de los cortesanos Qué fea la cosa.
En vía de mientras sea usted rabiosamente feliz.
Nha Xasgshxo Bihshe