
LOGO|| Columna Crónicas Beisboleras
Por Jaime Palau Ranz
Los jonroneros que mejoraron su rendimiento.
Si revisamos las estadísticas de bateo en la historia de las Grandes Ligas desde sus inicios hasta mediados de los años noventa del siglo pasado, podemos notar que solo 2 peloteros superaron los 60 jonrones en una temporada, Babe Ruth en 1927 y Roger Maris en 1961 y fueron muy pocos los que pudieron conectar 50 cuadrangulares o más.
De 1920 a 1995 solo 17 sluggers pudieron superar esa cifra, de hecho, hubo muchas temporadas en las que el campeón de jonrones, ya fuera de la Nacional o de la Americana, no se acercaba a los 40 HR.
En 1994 hubo una huelga de peloteros profesionales, la Serie Mundial fue suspendida, para recuperar el daño que se había ocasionado y tras revisar que la cantidad de cuadrangulares había venido a la baja la última década y media, de echo solo 2 jugadores había rebasaron los 50 estacazos en una temporada, se pensó que se debía impulsar que se conectara una mayor cantidad de batazos de 4 esquinas.
Estaban convencidos que aumentar el total de HR, podría ser el impulso que requería ese gran circo que es la Major League Baseball (MLB), los aficionados adoran el sonido espectacular que genera un gran batazo, así como ver volar una pelota que desaparece detrás de la barda de los jardines.
Se tomaron algunas medidas que fueran imperceptibles de momento pero que le dieran una ventaja al bateador sobre los lanzadores, se acercaron las bardas de los jardines, se disminuyó la altura del montículo de lanzar en más de una pulgada y también se redujo el pentágono por donde pasan los lanzamientos, al haber una menor zona de strike se beneficia al que batea.
Las medidas descritas sin duda ayudaron, pero no era para detonar los grandes batazos de manera exponencial como sucedió, lo que hizo la diferencia, es que se permitió de manera descarada el uso de sustancias prohibidas, se pretendió tapar el sol con un dedo haciéndose todos de la vista gorda, desde el comisionado hasta el sindicato de jugadores, pasando por los propietarios de equipos que veían estadios llenos y muchas empresas interesadas en patrocinar a los equipos.
Jugadores mediocres pasaron a ser extraordinarios, los fortachones cambiaron a monstruosos, los físicos se volvieron impresionantes y el poder con que salían desprendidas las pelotas nunca se había visto, los aficionados estaban embebidos lo que no quiere decir que estuvieran de acuerdo en que sus nuevos héroes cometieran acciones ilícitas.
En 1996, Mark McGwire conectó 52 cuadrangulares, Brady Anderson, quien era un veterano de 32 años y bateador de regular promedio también llegó a 50, varios más rondaron la cifra, en 1998 se vivió una carrera parejera donde McGwire llegó a 70 y Sammy Sosa conectó 66, fue una locura verlos en todos los estadios.
Muchos bateadores de la liga no deseaban quedarse atrás, así que comenzaron a inyectarse vitaminas mágicas, tomar pastillas o untarse pomadas milagrosas, todos ellos subieron en más de 10 jonrones su promedio, era impensable ahorcarlos pues no había manera de rodear sus cuellos con las manos.
En solo 7 temporadas, de 1996 a 2002, se igualó la cantidad de veces (17) en que se superaron los 50 cuadrangulares, lo mismo que en los 75 años previos, en 6 ocasiones se superaron los 60 bambinazos y 2 veces se llegó a 70 o más cuadrangulares, pues en el 2001, Barry Bonds, ya un veterano de 36 años, la botó en 73 ocasiones, algo impensable.
Nadie quería quedarse atrás, así que se fue saliendo de control el consumo de sustancias prohibidas, los lanzadores tuvieron que hacer lo mismo para dominar a estos mastodontes y todos querían contratos supermillonarios, empezaron las dudas de todos los aficionados si era natural lo que estaban viendo y los medios de comunicación comenzaron a investigar por todos lados.
En el 2003 se anuncia que la compañía Balco proveía esteroides a atletas profesionales de alto rendimiento y la lista incluía a varios beisbolistas, en 2005 un pelotero cubano de nombre José Canseco publica un libro llamado “Juiced: Wild Times, Rampant ‘Roids, Smash Hits & How Baseball Got Big”, ahí acepta el uso de esteroides y describe como le ayudaba a otros peloteros a conseguirlos.
Incluso hasta se los administraba personalmente, lo peor del caso es que dio nombres de muchos jugadores como Jason Giambi, Iván Rodríguez, Juan González, Rafael Palmeiro o Mark McGwire, todos lo negaron inicialmente y terminaron con el tiempo aceptándolo pues el Congreso de los Estados Unidos intervino y algunos fueron llevados a corte a declarar bajo protesta de decir verdad.
Al ser el béisbol el pasatiempo nacional de los Estados Unidos, la presión hace mella sobre el Comisionado de Grandes Ligas, primero autoriza controles antidoping para todos los jugadores, mismos que antes no eran obligatorios y acepta la recomendación del Congreso y el Gobierno Federal de nombrar en 2006 a un investigador para el caso, Robert Mitchell, quien ya había sido líder del Senado.
Después de casi 2 años, en diciembre de 2007 se concluye que casi un centenar de peloteros habían consumido anabólicos para mejorar su rendimiento profesional, eran básicamente los estrellas, los ejemplos a seguir, los héroes modernos, fue una desilusión para todos, por eso ninguno ha ingresado al Salón de la Fama a pesar de sus récords y números impresionantes, nadie acepta como legítimos sus logros, no los quieren al lado de los verdaderos inmortales.
A partir del 2008 solo 7 peloteros ha rebasado la meta de los 50 jonrones, José Bautista con 54 en el año 2010, Chris Davis con 53 en 2013, Giancarlo Stanton en 2017 con 57, Aaron Judge en 3 ocasiones, 2017 con 52, en 2022 con 62 y en 2024 con 58, Pete Alonso en 2019 con 53, Matt Olson en 2023 con 54 y Shohei Ohtani con 54 en 2024.
Ya en el presente siglo nadie duda que quien destaca por su poder con el bate es debido a su habilidad y fortaleza natural y no por el uso de algún producto ilegal, parece que la Liga ha terminado con esa maldición en beneficio del deporte.
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