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Ciudad de México. 20 de noviembre de 2025
La Revolución Mexicana, cuyo inicio se conmemora hoy, no fue un evento espontáneo, sino la culminación de profundas tensiones políticas, sociales y económicas gestadas durante más de tres décadas bajo la dictadura de Porfirio Díaz, un periodo conocido como el Porfiriato (1876-1911). Fue un evento histórico fundamental que marcó el rumbo del país en el siglo XX.
La jornada se caracteriza por el tradicional desfile cívico-militar y diversas ceremonias a lo largo del territorio nacional, que buscan reivindicar los ideales de justicia social, democracia y libertad que dieron origen a esta lucha.
El evento central tuvo lugar en la Ciudad de México, donde se llevó a cabo el tradicional desfile en el Zócalo capitalino a partir de las 10:00 horas. Este año, el desfile, protagonizado por elementos del Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional, contó con la participación de más de 3,000 elementos, incluyendo deportistas, charros y civiles.





Una de las particularidades de esta edición fue el reconocimiento especial a las mujeres revolucionarias, conocidas como «adelitas» y «rieleras», quienes jugaron un papel crucial en el movimiento armado de 1910 contra la dictadura de Porfirio Díaz.

Se incluyeron representaciones históricas y carros alegóricos para recrear pasajes de aquella época, resaltando su importancia en la historia nacional.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presidió la ceremonia conmemorativa y pasó revista a las tropas antes del inicio del desfile.


Más allá de los actos protocolarios, la conmemoración del 20 de noviembre invita a la reflexión sobre el legado de la Revolución Mexicana. El movimiento, que comenzó como un llamado a las armas de Francisco I. Madero, sentó las bases para el México moderno y la promulgación de la Constitución de 1917.
En diversos estados del país se organizaron eventos culturales, exposiciones artísticas y representaciones teatrales para recordar este hito histórico. Instituciones educativas y oficinas públicas suspendieron labores, mientras que la población se sumó a las celebraciones, ya sea asistiendo a los desfiles o siguiendo las transmisiones en vivo a través de diversos medios de comunicación.
La conmemoración del 115 aniversario de la Revolución Mexicana reafirma la importancia de la soberanía nacional y la lucha por un país más equitativo e independiente.


Como antecedente histórico de la Revolución Mexicana, se destaca la dictadura y la cuestión política de la época.
El principal factor político fue la perpetuación de Porfirio Díaz en el poder mediante reelecciones constantes, a pesar de haberse levantado originalmente bajo la bandera de la «no reelección». Esto derivó en un régimen autoritario que sofocaba la oposición política y la libertad de expresión, con una prensa amordazada y la nula alternancia en el poder.
La élite gobernante, un círculo cerrado de «científicos» y allegados a Díaz, acaparaba las decisiones y los beneficios, marginando a la mayoría mestiza y a las nuevas generaciones que reclamaban mayor participación en la vida pública.
En el ámbito social, la brecha entre ricos y pobres era abismal. Mientras una pequeña élite disfrutaba de lujos y modernidad, la gran mayoría de la población vivía en condiciones de extrema pobreza. Cerca del 80% de la población era analfabeta.
Los obreros y campesinos carecían de protección laboral y estaban expuestos a la sobreexplotación, con jornadas extenuantes y salarios miserables. Las huelgas estaban prohibidas y eran reprimidas violentamente, como ocurrió en Cananea y Río Blanco, eventos precursores del estallido revolucionario.
La concentración de la tierra en grandes latifundios, propiedad de hacendados y compañías extranjeras, dejó a miles de campesinos sin tierras propias, obligándolos a trabajar en condiciones de servidumbre.
Económicamente, si bien el país experimentó un crecimiento notable, este se basó en la explotación de recursos naturales y la inversión extranjera, principalmente de Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Las ganancias beneficiaban mayormente a los inversionistas foráneos y a la oligarquía nacional, sin derramar hacia las clases populares, generando una fuerte dependencia económica.
El hartazgo generalizado encontró su catalizador en la figura de Francisco I. Madero, quien, tras desafiar a Díaz en las elecciones de 1910 y ser encarcelado, logró escapar y proclamó el Plan de San Luis Potosí el 20 de noviembre de ese año. En él, declaraba nulas las elecciones, desconocía a Díaz como presidente y llamaba al pueblo a un levantamiento armado para restaurar la democracia y la justicia social.
Estos antecedentes configuraron un «polvorín social» listo para estallar, dando inicio a un conflicto armado que transformaría radicalmente las estructuras de México y daría origen a la Constitución de 1917, sentando las bases del México contemporáneo.
Fotos: redes sociales

